LAS AVENTURAS DE… Cap. 4

clip_image002

Además de hermosa también cocinaba como los ángeles, y no por la extraordinaria cazuela de  patatas con jabalí que sirvió en abundancia durante la cena, ni por el bizcocho anisado capaz de encandilar al comensal antes de probarlo.

Aquella mujer llegada de las tierras del frío, de proponérselo, era capaz de conseguir que un hombre, fuera cual fuere su origen y posición, comiera de su mano con los ojos vendados.

Su inocente recato quedaba al descubierto ante los hombres, cuando hábilmente combinaba gratos rozamientos de sus pechos y caricias, para terminar las atenciones añadiendo una sonrisa tentadora, siempre a espaldas del confiado marido.

El grito ¡ha de la casa! sonó con fuerza desde el patio. No eran horas. Con prudencia abrió la puerta el posadero armado con una horca de hierro.

No hizo falta que la utilizara, el personaje nocturno no era otro que el emisario de El Duque Empalmado que anunciaba la visita de su amo, para la tarde del siguiente día. Advirtió el emisario que el Mesón debería quedar libre de huéspedes.

El posadero superado ante tal honor, reaccionó atendiendo a sus deberes preguntando por cuantos días permanecería el Duque en la casa. Una bolsa con monedas de plata encima de la mesa respondió a la pregunta eliminando así cualquier nueva pregunta.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.